lunes, 31 de enero de 2011

Manejo de la contratransferencia (II)

Seguramente al terminar este artículo sabréis a qué me refiero, porque lo identificaréis en compañeros de trabajo y en vosotros mismos. Yo personalmente creo que conocer de forma general esta realidad y trabajarla de forma personal (y si puede ser en equipo) puede aportarnos una herramienta potentísima para trabajar la relación terapeuta- paciente, lo cual optimizará nuestra intervención profesional y la calidad de los tratamientos.


¿Qué es qué se entiende por contratransferencia?

Se entiende como la “Respuesta emocional consciente o inconsciente del terapeuta al paciente; está determinada por las necesidades internas del terapeuta, mas que por las necesidades del paciente, y puede reforzar la historia traumática del paciente si el terapeuta no pone atención” Ver enlaces: [1], [2], [3].


Cuando las acciones de una persona, en este caso, un usuario, nos provocan una determinada emoción, o una serie de pensamientos y nos provocan una determinada actitud hacia él normalmente se lo atribuimos a esa persona: “Soy severo con él y me irrito porque él nunca me hace caso”. Es éste un buen momento para que, como profesional, nos planteemos: “¿qué me pasa a mí para reaccionar de esta manera? ¿Quizá soy impaciente? ¿Por qué me frustro con esta persona? ¿Acaso no he acertado con el tratamiento? ¿Hay alguna circunstancia mía personal que me afecte en el trabajo y en concreto con esta persona? ¿Tiene algo o hace algo esta persona que asocio a alguna situación dolorosa y por eso me irrita? Etcétera…”


Normalmente no damos demasiada importancia, o bien obviamos esta circunstancia o realidad clínica, pero la verdad es que nos afecta siempre, incluso a los profesionales más experimentados.


Ejemplos: un paciente me irrita, me doy cuenta de que sobreprotejo a un paciente, me estoy enamorando de un paciente, un paciente me da lástima y me produce condescendencia, me frustra el trabajo con este paciente… el trabajo consiste en admitir estas realidades, tratar de buscar las razones de por qué ocurre y poner un remedio, que consiste en poner los límites en la relación terapéutica o tomar las medidas necesarias para que tal circunstancia no perjudique a ninguna de las partes. Una sana práctica entre profesionales es la derivación, si esta es posible. Conozco casos de psiquiatras y/u otros profesionales que se han derivado usuarios o pacientes porque ocurrían circunstancias tan humanas como las anteriormente citadas: “No puedo más con este paciente, me irrita y me encuentro desorientado, no sé si podré ayudarle”. En último caso puedo derivarlo a otro compañero o pedir un apoyo profesional, cosa que en ningún caso denota incompetencia. Todo lo contrario: probablemente como última opción es siempre mejor derivar un usuario que abandonarlo o perjudicarlo. Además, absolutamente todos experimentamos estas contratransferencias: es imposible no generar ninguna emoción o pensamiento ante otra persona. La experiencia es lo que nos dará criterio para manejarlo, pero en ningún caso nadie podrá decir que las relaciones personales no le afectan lo más mínimo, aunque sean terapeuta-paciente. Además, absolutamente todos hemos conocido casos de difícil manejo, por lo que tratar este asunto entre todos puede facilitar la intervención del equipo.


Aunque parece difícil y desgraciadamente no todos los trabajos disponen de unas condiciones que lo permitan, yo personalmente he tenido la suerte de poder trabajar así en equipo, y a medida que pasa el tiempo y tengo más experiencias profesionales me doy más cuenta de la importancia de este asunto y la eficacia que puede proporcionar, así que animo a quienes lo leáis que al menos lo mencionéis, lo reviséis de forma periódica, lo habléis con los compañeros o, al menos, lo tengáis presente, ya que probablemente os beneficiará.

1 comentario:

  1. Muy buena reflexión, Jose. En muchas ocasiones debemos parar a pensar en nuestras reacciones, las lleguemos a exteriorizar o no, para poder verlas con realismo e intentar cambiar cuando no sean adecuadas.
    Este tema es aún más importante cuando se trabaja con personas que tienen problemas mentales y/o cognitivos.
    Un abrazo.

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