sábado, 28 de diciembre de 2019

Programa de ocio de jóvenes en salud mental

Programa de ocio de jóvenes en salud mental:



Tras 5 años de proyecto y más de 3 años de estudio e investigación, ¡¡por fin sale publicado nuestro artículo!! Esperamos que sea de utilidad para Terapeutas Ocupacionales y quienes estén interesados en implantar programas similares. Y gracias a TOG La Coruña por la oportunidad.

Gracias Paula Sastre Portes por tu trabajo y dedicación y gracias a quienes habéis colaborado: María Lacruz (Psiquiatra USM Fuente de San Luis. Departamento de Salud Hospital Peset. Valencia. Psiquiatra del PT-PEP (2008-2018). Hospital Francesc de Borja, Gandía), Ruben Femenia (Psicólogo CD-CRIS La Safor), Ana Miñana (Educadora CD-CRIS La Safor), Juan Miguel García Moncho (Psiquiatra Departamento Salud Gandía), Lucía Estrugo (Referente Educación Social del Centro de Referencia Estatal CREAP Valencia), Sergio Lacámara ( Director de Gestión de Conocimiento del Centro de Referencia Estatal CREAP Valencia), Eva Ma Cre (Psicóloga ASAEM), David Picó (Psicólogo Centro de Psicología y Terapia Gestalt Terapiados Valencia), Cristina Guijarro Giner (Pedagoga. Técnico Inserción Laboral CD-CRIS La Safor) y Miriam Perez (Profesora de inglés)



jueves, 19 de septiembre de 2019

Seleccionar participantes para un programa o taller


A la hora de diseñar programas de intervención grupal se dan varias circunstancias que influyen en la selección de participantes y la conformación de los grupos, como:
  • Necesidades marcadas en objetivos individuales de PIR.
  • Derivaciones de los psicólogos o técnicos de referencia según sus criterios profesionales.
  • Demandas del usuario o la familia.
  • Formato de horario de centro: a veces puede ser inevitable completar horarios individuales con derivaciones s algunas actividades.
  • Perfil de usuario (si se clasifican por niveles, de autonomía, por ejemplo).
  • Contenido de la actividad: para participar en ciertas actividades son necesarios unos requisitos y en otras tal vez no. Por ejemplo: una persona con una limitación física tal vez no puede jugar al fútbol. Para un taller de cocina avanzada se puede requerir una experiencia previa o un mínimo nivel de conocimiento. Si es un taller de cocina básica no existe este requisito. Para participar de algunas salidas se puede exigir un mínimo nivel de autonomía, etc.

Todos estos factores van a condicionar la configuración de los programas o talleres, que debe ser acertada para el óptimo funcionamiento de los mismos.

Es cierto que en la práctica clínica nos arreglamos con lo que hay, ya sea por circunstancias puntuales o inevitables, como bajas de participantes, cambios de horarios, cambios de profesionales, necesidades de centro o de equipo, limitaciones horarias o económicas, etc. Y siempre o habitualmente nos encontramos con excepciones, aunque éstas nunca deben ser la norma.

Establecer criterios a la hora de diseñar un programa o taller y las personas que participarán supone un trabajo riguroso que a la larga proporcionará seguramente mejores resultados.

En todo este proceso quisiera centrarme en una cuestión que forma parte de estos criterios anteriormente comentados, y es la homogeneidad o heterogeneidad de los grupos. Por ejemplo: en un taller de estimulación cognitiva, ¿puede haber participantes con un mayor nivel que otros? ¿Qué ocurre si la diferencia de nivel es muy grande? ¿Convendría que todos tuviesen un nivel similar o es mejor que haya participantes de varios niveles para poder enriquecerse?

La cuestión es simple: si la heterogeneidad perjudica al contenido del taller o al desarrollo del mismo es mejor trabajar por configurar un grupo más homogéneo. Por ejemplo: un programa de senderismo en el que hay participantes derivados con problemas de movilidad. Esta circunstancia condicionará totalmente la actividad, porque se habrá de bajar el nivel de intensidad para que todos puedan participar. Si hay 10 derivados y 5 tienen mayor dificultad de movilidad, tal vez pueden organizarse dos grupos o solicitar que en la misma actividad haya dos profesionales para diversificar la actividad.

¿Cómo se establece el nivel de funcionamiento o de perfil de participantes?

Clasificar a los participantes por niveles puede servir para dirimir algunos de los criterios anteriormente señalados. Para evitar una baremación subjetiva se pueden utilizar datos de los que ya disponemos en la evaluación o bien investigar otros datos objetivos que sean útiles para este propósito. Por ejemplo: para organizar grupos de trabajo de estimulación cognitiva se pueden utilizar los resultados de las escalas usadas por los psicólogos en la evaluación anual. Escalas como KBIT, MoCA, MMSE, etcétera, ofrecen directamente puntuaciones mediante las cuales se pueden organizar grupos, y por supuesto las escalas que usa el TO

También se pueden establecer requisitos para los talleres, y detectar qué usuarios los cumplen y quiénes no. Por ejemplo: para participar en piscina es necesario que la persona tenga un nivel alto de autonomía para la ducha y el cambio de ropa (lo puede determinar el TO) y que sepa nadar. En algunos programas se pueden definir los criterios de inclusión y/o exclusión.

A continuación expongo dos ejemplos de dos tablas de elaboración propia que se utilizaron hace un tiempo en el recurso de Centro de Día para clasificar a los usuarios y usuarias en “niveles” para la participación en diversos programas y para determinar el tipo de atención que requerían (más individualizada, más grupal, personas que necesitan mayor continuidad en el horario, quienes necesitan más o menos actividad, etc)


Cada valor 1 indica la presencia de la dificultad descrita. La suma final indica un valor cuantitativo que puede usarse como estimación para organizar grupos de trabajo con participantes que tienen características similares. A parte de la edad (dato objetivo y más o menos significativo) los criterios elegidos y el valor asignado para cada usuario en cada dificultad son subjetivos y son los que se deben consensuar por el equipo de Centro de Día.



En los ejemplos anteriores se utilizan criterios basados en factores que limitan el desempeño y otra tabla factores que apoyan el desempeño, pero pueden utilizarse cualquier tipo de indicadores - siempre objetivables y descriptivos, sin interpretación subjetiva.

En el siguiente ejemplo se observa cómo queda la tabla para elegir los participantes en un programa de ocio:


Añado finalmente un vídeo con la corrección hecha el 13/04/2020, ya que en la anterior publicación original las tablas contenían errores en el sumatorio de los puntajes. El vídeo se encuentra publicado en: 
https://www.facebook.com/584647624936667/videos/2932385956853620/






lunes, 1 de abril de 2019

Descanso y Sueño. Seguimiento.



Una de las funciones del Terapeuta Ocupacional en Salud Mental es la de realizar seguimiento de determinados parámetros de salud relacionados con las AVD, que pueden ser valiosos indicadores para describir el funcionamiento de la persona en un momento determinado. Algunos de esos parámetros pueden estar relacionados con la alimentación, la higiene, las rutinas o los tiempos de descanso y sueño.

“Descanso y sueño” es una de las áreas de ocupación de la AOTA, que lo define como actividades relacionadas con obtener el sueño y un descanso restaurador que apoye la participación activa en otras áreas de ocupación.

Cuando nos preguntan qué tal estamos durmiendo solemos generalizar con un “bien” o “mal”, pero realmente se puede describir mejor e incluso detectar qué factores están favoreciendo un sueño de calidad o no.

¿Qué significa dormir bien? Significa que el sueño es reparador, que al despertar tenemos sensación de descanso y de alivio, que el tiempo empleado en ese sueño lo consideramos satisfactorio, bien empleado, y que repercute en la energía con que afrontamos el día. No siempre es así, y a veces dormimos pero no sentimos esa calidad anteriormente explicada.

Además, tendemos a medir el sueño solamente de forma cuantitativa, es decir, el tiempo que empleamos en dormir, y erróneamente relacionamos dormir poco tiempo con dormir mal y dormir mucho tiempo con dormir bien, pero no siempre es así, por ejemplo: una persona puede dormir 8 horas recomendadas para un adulto, pero se ha despertado varias veces durante la noche, no podía respirar bien, ha tenido dolor de cabeza, unas contracturas en la espalda le han impedido tomar una postura cómoda o durante algunos momentos no ha podido controlar un pensamiento invasivo que le ha impedido relajarse. Esta persona ha dormido muchas horas pero cuando se levanta no se encuentra bien, ha tenido un sueño de mala calidad.

Otra persona, sin embargo, ha dormido solamente 4 horas, pero profundamente, y al levantarse se siente descansado muscularmente, sin dolores, despejado de mente y con ganas de volver a la actividad. Ha dormido poco pero es un sueño reparador.

Otra persona durmió pocas horas la noche anterior, y no especialmente de mala calidad, pero tiene sueño. Ha hecho una siesta de 30 minutos y al levantarse se encuentra aliviado y despejado, ha sido un sueño muy corto pero muy reparador.

Por tanto, hablar de la cantidad del sueño es insuficiente si no hablamos también de la calidad, en sentido cualitativo.

En Salud Mental es frecuente hablar de este tema. Se puede revisar la cantidad y calidad del sueño por algunas razones como detectar, en el día a día, alteraciones en el sueño que puedan ser indicadores de cambios en el ciclo del sueño, efecto de cambios en la medicación o la alimentación, presencia de sintomatología, insomnio, etc. Se considera información útil para los profesionales, ya que una mala higiene del sueño puede agravar la salud, tal vez especialmente en personas con enfermedades crónicas. Una atención individual que puede realizar el Terapeuta Ocupacional es preparar las visitas al médico o psiquiatra o bien los reconocimientos de Enfermería. ¿Cómo?

A parte de trabajar la conciencia del autocuidado, se pueden elaborar registros muy sencillos que ofrezcan una información clara de la evolución de la higiene del sueño.
  • Diario: en forma de seguimiento individual o de forma general en el encuentro, asamblea o reunión de la mañana.
  • Periódico: por ejemplo un registro sistemático semanal en talleres de hábitos saludables.
  • PIR: informe anual. Ofrece una descripción general del último periodo.



Por otra parte, con frecuencia hay personas que no saben describir con exactitud ni cuánto duermen ni cómo duermen.

Para cualquier persona o grupo, y especialmente para grupos terapéuticos de personas con enfermedad mental grave y crónica, algunas de edad más avanzada y a veces con dificultades para la comunicación, un sencillo modo de plantearlo es:


Las posibles respuestas son:

MUCHO y BIEN
POCO pero BIEN
MUCHO pero MAL
POCO y MAL

El factor cantidad (Poco/Mucho) es cuantitativo. Se mide cronológicamente: en horas, minutos… también establece periodos (noche, tarde)

El factor calidad (Bien/Mal) es cualitativo. Se puede medir registrando la presencia de dolor o molestias físicas, número y frecuencia de interrupciones del sueño, describiendo las condiciones que favorecen o limitan el sueño (ropa adecuada, cama, clima, rutinas…), etc.

Incluso se pude cuantificar: podemos asignar el menor valor al rango “Poco y mal” (0 puntos); el mayor valor (2 puntos) a “mucho y bien” y un valor intermedio (1 punto) para “poco pero bien” y “mucho pero mal”, ya que en ambas posibilidades se cumple solamente una condición de las valoradas. 

Por ejemplo, dos personas que representan dos situaciones opuestas respecto a la salud del sueño: de un máximo de 14 puntos (2 al día) la primera de ellas obtiene 12 (una puntuación muy alta, lo que indica una buena higiene del sueño) y la otra, sin embargo, marca sólo 3 de 14, una puntuación muy baja, que indica posibles problemas con el sueño.


L
M
X
J
V
S
D
TOTAL
Nombre A
2
2
2
1
1
2
2
12
Nombre B
0
1
1
0
0
1
0
3

Esta es una sencilla herramienta que puede servir para hacer un seguimiento individual o grupal tanto a diario como ocasionalmente y también aumentar en las y los participantes la conciencia acerca de la salud, en este caso, del sueño. Otros parámetros también son frecuentemente registrados para incluir en seguimientos e informes, como el peso o la tensión arterial, en la mayoría de ocasiones en talleres relacionados con hábitos saludables.

domingo, 10 de febrero de 2019

Equilibrio ocupacional: herramienta de valoración


Una herramienta básica en TO es la distribución del equilibrio ocupacional. Es de sentido común pensar que una desproporción en el tiempo que dedicamos a cada tarea puede suponer gran variedad de problemáticas para cualquier persona. Si consideramos tres grandes grupos de actividades –Autocuidado, productivas y de Ocio, según la concepción clásica de las áreas de desempeño ocupacional- es fácil aceptar que una persona que dedica gran parte de su tiempo a actividades productivas y muy poco tiempo a otras de autocuidado o de ocio, probablemente sufrirá problemas de salud tanto físicos como psicológicos, relacionados con la fatiga o el estrés, por ejemplo. De la misma manera, cabe pensar que una persona que no ejerce rol productivo (estudios, empleo, cuidado de terceros u otras responsabilidades) y dispone de demasiado tiempo de ocio puede tener problemas relacionados con situaciones de ostracismo, frustración, falta de significado en su desempeño u otros como aislamiento, etc. Efectivamente, hay que valorar la situación única de cada persona, si esa persona tiene cubiertas sus necesidades económicas o no (no es lo mismo una persona en paro y con carga familiar –situación de estrés- que alguien que no necesita dinero y dispone de tiempo ocupado en hobbies). Este es solo un ejemplo, ya que la distribución del tiempo en cada historia personal posee un significado único.

Con todo y con ello, una herramienta sencilla, a modo de screening o valoración inicial, o a modo de divulgación sobre el asunto, es el análisis del equilibrio ocupacional. Para realizarlo, basta disponer de una plantilla como la siguiente:

(Clic para ampliar)

La persona debe rellenar cada celda (empezando por la distribución horaria) con la actividad que –aproximadamente- realiza cada día. Se puede realizar una plantilla diaria, semanal, mensual, etc, a modo de registro, pero tal vez con una muestra representativa basta. Por ejemplo, una persona que trabaja tiene más o menos un horario definido de lunes a viernes, pero cada fin de semana hace una actividad diferente. Si quiere ser muy preciso y desea realizar un análisis profundo deberá registrar las actividades realizadas a lo largo de varias semanas. Si no, con utilizar un ejemplo representativo bastará. Las respuestas han de ser lo más sinceras posibles, por lo que en algún caso puede ser una plantilla autoadministrada.

La plantilla debe rellenarse de la siguiente manera:


Cuanto más preciso se es en la descripción de la actividad y en los tiempos marcados, más información se obtendrá al final y más exacto será el análisis. Si cada día la rutina es similar, será más fácil de completar. Si cada día la rutina cambia será más complejo. Para estos casos (alguien cuya jornada laboral varía, o que cuida de sus hijos días alternos, por ejemplo) se puede detallar la plantilla y el horario:

(Clic para ampliar)

Una vez completada la plantilla, llega un momento clave, que es asignar a cada actividad descrita una categoría: Autocuidado, Productiva o de Ocio. A veces es bastante sencillo, pero en ocasiones hay dudas. En este caso, debe ser la persona interesada quien decida qué categoría asigna a cada actividad, no el TO, ya que el significado es particular. Puede que para todo el mundo la actividad “ducha” se considere autocuidado, pero “ir a la biblioteca” puede ser por obligación (si tengo que estudiar) o por ocio (si voy con mi hija). En algunos casos en una franja horaria habrá varias actividades (por ejemplo: de 20:30 a 21:15 me ducho y hago la cena), por lo que tal vez se puede afinar más y distinguir ambas actividades (de 20:30 a 21:00 me ducho –actividad de autocuidado- y de 21:00 a 21:15 preparo la cena –productiva-).

Un truco es asignar a cada categoría un color, de modo que visualmente se pueda observar la distribución de actividades:

(Clic para ampliar)



En este ejemplo observamos que actividades como una comida pueden considerarse autocuidado (desde el punto de vista de la alimentación: paro en el trabajo a comer porque tengo que comer) u ocio (la comida familiar del domingo no se reduce solamente a alimentarse, sino a pasar una mañana en una actividad gratificante). Otro ejemplo: llevar a mi hija al parque puede ser una obligación (si no me involucro en la actividad) u ocio si disfruto junto con ella. Ir al gimnasio puede considerarse autocuidado si es una pauta de cuidado de la salud que disfruto relativamente o bien ocio si es una actividad elegida libremente y realizada por placer –aparte del bienestar que proporciona-. Por eso es importante que sea el protagonista quien asigna cada actividad a cada categoría.

El sueño –incluso la siesta- puede considerarse por lo general como actividad de autocuidado (descanso).

El siguiente paso es determinar el tiempo que se dedica a cada categoría de actividad, sumando las horas totales. Podemos afinar más o menos si somos cuidadosos a la hora de establecer las horas de sueño reales (por eso es mucho más exacto si se realiza registro a posteriori, para evaluar el desempeño real durante cierto tiempo). En este ejemplo se han contabilizado 168 horas en total (es decir, 24h x 7 días = 168 horas exactas, desde el lunes a las 7:00 h hasta el lunes siguiente a las 7:00 h). En este caso el resultado sería:

(Clic para ampliar)

Esta persona dedica 77,5 horas semanales (el 46,13%, casi la mitad del tiempo) a su propio cuidado, incluyendo las horas de sueño (54 horas de sueño, el 32,14% del total).

Por otra parte, dedica 56,25 horas (33,48%, más o menos la tercera parte) de su tiempo a actividades productivas, incluyendo trabajo, estudio y responsabilidad en el cuidado de su hija.

Además, dedica 34,25 horas (el 20,39%) a actividades de ocio, concentradas en el fin de semana.

En este caso particular existe un relativo equilibrio ocupacional. Podemos concluir que esta persona dedica la tercera parte de su tiempo a dormir (las 8 clásicas horas diarias recomendadas de media), la tercera parte a actividades productivas y la tercera parte a autocuidado y ocio.

En otros ejemplos donde existen problemas como excesivas horas de trabajo, o bien desempleo o jubilación, insomnio, problemas de salud que requieren de cuidados diarios, cuidadores de terceras personas, etc, esta herramienta puede servir para evidenciar las carencias de la persona, tal vez en el descanso, tal vez en una ocupación significativa, tal vez en actividades gratificantes.

En el caso de la salud mental, esta herramienta se pude utilizar en evaluaciones iniciales para devolver una imagen más o menos realista de la distribución del tiempo en personas que tienen problemas de aislamiento social o de sedentarismo. Puede utilizarse también a familiares o cuidadores para valorar el impacto en su propio desempeño. Al poder utilizarse como herramienta autoadministrada puede servir como potente feedback o como reestructuración cognitiva para realizar descripciones del desempeño o ajustes de expectativas así como un valioso dato informativo en valoraciones.

No lo recomendaría para utilizar de forma sistemática, pero sí en casos puntuales, en talleres de AVD, en grupos de trabajo con familiares o en sesiones informativas de TO.

Otra recomendación es usar plantillas en Word o Excel como apoyo a la hora de transcribir los datos, lo cual puede agilizar el proceso, ya que probablemente una pega puede ser la cantidad de tiempo que se necesita para cumplimentar la tabla, revisar cada actividad para asignarle un significado y realizar el posterior sumatorio para obtener las estadísticas.

Conocida por muchos, aun así espero que esta herramienta sea de utilidad, o al menos la metodología para diseñarla. Existen varios artículos específicos de TO sobre este tema en diversas publicaciones, pero a continuación dejo tres enlaces libres relacionados con este tema que pueden resultar de interés:

  1. http://www.revistatog.com/num26/pdfs/original9.pdf
  1. http://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/129445/Equilibrio-y-organizacion-de-la-rutina-diaria.pdf?sequence=1&isAllowed=y
  1. https://ruc.udc.es/dspace/bitstream/handle/2183/9926/MarquezAlvarez_LuisJavier_TFM_2012.pdf?sequence=2