Una herramienta básica en TO es
la distribución del equilibrio ocupacional. Es de sentido común pensar que una
desproporción en el tiempo que dedicamos a cada tarea puede suponer gran
variedad de problemáticas para cualquier persona. Si consideramos tres grandes
grupos de actividades –Autocuidado, productivas y de Ocio,
según
la concepción clásica de las áreas de desempeño ocupacional- es fácil
aceptar que una persona que dedica gran parte de su tiempo a actividades
productivas y muy poco tiempo a otras de autocuidado o de ocio, probablemente
sufrirá problemas de salud tanto físicos como psicológicos, relacionados con la
fatiga o el estrés, por ejemplo. De la misma manera, cabe pensar que una
persona que no ejerce rol productivo (estudios, empleo, cuidado de terceros u
otras responsabilidades) y dispone de demasiado tiempo de ocio puede tener
problemas relacionados con situaciones de ostracismo, frustración, falta de
significado en su desempeño u otros como aislamiento, etc. Efectivamente, hay
que valorar la situación única de cada persona, si esa persona tiene cubiertas
sus necesidades económicas o no (no es lo mismo una persona en paro y con carga
familiar –situación de estrés- que alguien que no necesita dinero y dispone de
tiempo ocupado en hobbies). Este es solo un ejemplo, ya que la distribución del
tiempo en cada historia personal posee un significado único.
Con todo y con ello, una
herramienta sencilla, a modo de screening
o valoración inicial, o a modo de divulgación sobre el asunto, es el análisis
del equilibrio ocupacional. Para realizarlo, basta disponer de una plantilla
como la siguiente:
(Clic para ampliar)
La persona debe rellenar cada
celda (empezando por la distribución horaria) con la actividad que
–aproximadamente- realiza cada día. Se puede realizar una plantilla diaria,
semanal, mensual, etc, a modo de registro, pero tal vez con una muestra
representativa basta. Por ejemplo, una persona que trabaja tiene más o menos un
horario definido de lunes a viernes, pero cada fin de semana hace una actividad
diferente. Si quiere ser muy preciso y desea realizar un análisis profundo
deberá registrar las actividades realizadas a lo largo de varias semanas. Si
no, con utilizar un ejemplo representativo bastará. Las respuestas han de ser
lo más sinceras posibles, por lo que en algún caso puede ser una plantilla
autoadministrada.
La plantilla debe rellenarse de
la siguiente manera:
Cuanto más preciso se es en la
descripción de la actividad y en los tiempos marcados, más información se
obtendrá al final y más exacto será el análisis. Si cada día la rutina es
similar, será más fácil de completar. Si cada día la rutina cambia será más
complejo. Para estos casos (alguien cuya jornada laboral varía, o que cuida de
sus hijos días alternos, por ejemplo) se puede detallar la plantilla y el
horario:
(Clic para ampliar)
Una vez completada la plantilla,
llega un momento clave, que es asignar a cada actividad descrita una categoría:
Autocuidado, Productiva o de Ocio. A veces es bastante sencillo, pero en
ocasiones hay dudas. En este caso, debe ser la persona interesada quien decida
qué categoría asigna a cada actividad, no el TO, ya que el significado es
particular. Puede que para todo el mundo la actividad “ducha” se considere
autocuidado, pero “ir a la biblioteca” puede ser por obligación (si tengo que
estudiar) o por ocio (si voy con mi hija). En algunos casos en una franja
horaria habrá varias actividades (por ejemplo: de 20:30 a 21:15 me ducho y hago
la cena), por lo que tal vez se puede afinar más y distinguir ambas actividades
(de 20:30 a 21:00 me ducho –actividad de autocuidado- y de 21:00 a 21:15
preparo la cena –productiva-).
Un truco es asignar a cada
categoría un color, de modo que visualmente se pueda observar la distribución
de actividades:
(Clic para ampliar)
En este ejemplo observamos que
actividades como una comida pueden considerarse autocuidado (desde el punto de
vista de la alimentación: paro en el trabajo a comer porque tengo que comer) u
ocio (la comida familiar del domingo no se reduce solamente a alimentarse, sino
a pasar una mañana en una actividad gratificante). Otro ejemplo: llevar a mi
hija al parque puede ser una obligación (si no me involucro en la actividad) u
ocio si disfruto junto con ella. Ir al gimnasio puede considerarse autocuidado
si es una pauta de cuidado de la salud que disfruto relativamente o bien ocio
si es una actividad elegida libremente y realizada por placer –aparte del
bienestar que proporciona-. Por eso es importante que sea el protagonista quien
asigna cada actividad a cada categoría.
El sueño –incluso la siesta-
puede considerarse por lo general como actividad de autocuidado (descanso).
El siguiente paso es determinar
el tiempo que se dedica a cada categoría de actividad, sumando las horas
totales. Podemos afinar más o menos si somos cuidadosos a la hora de establecer
las horas de sueño reales (por eso es mucho más exacto si se realiza registro a posteriori, para evaluar el desempeño
real durante cierto tiempo). En este ejemplo se han contabilizado 168 horas en
total (es decir, 24h x 7 días = 168 horas exactas, desde el lunes a las 7:00 h
hasta el lunes siguiente a las 7:00 h). En este caso el resultado sería:
(Clic para ampliar)
Esta persona dedica 77,5 horas
semanales (el 46,13%, casi la mitad del tiempo) a su propio cuidado, incluyendo
las horas de sueño (54 horas de sueño, el 32,14% del total).
Por otra parte, dedica 56,25 horas
(33,48%, más o menos la tercera parte) de su tiempo a actividades productivas,
incluyendo trabajo, estudio y responsabilidad en el cuidado de su hija.
Además, dedica 34,25 horas (el
20,39%) a actividades de ocio, concentradas en el fin de semana.
En este caso particular existe un
relativo equilibrio ocupacional. Podemos concluir que esta persona dedica la
tercera parte de su tiempo a dormir (las 8 clásicas horas diarias recomendadas
de media), la tercera parte a actividades productivas y la tercera parte a
autocuidado y ocio.
En otros ejemplos donde existen
problemas como excesivas horas de trabajo, o bien desempleo o jubilación,
insomnio, problemas de salud que requieren de cuidados diarios, cuidadores de
terceras personas, etc, esta herramienta puede servir para evidenciar las
carencias de la persona, tal vez en el descanso, tal vez en una ocupación
significativa, tal vez en actividades gratificantes.
En el caso de la salud mental,
esta herramienta se pude utilizar en evaluaciones iniciales para devolver una
imagen más o menos realista de la distribución del tiempo en personas que
tienen problemas de aislamiento social o de sedentarismo. Puede utilizarse
también a familiares o cuidadores para valorar el impacto en su propio
desempeño. Al poder utilizarse como herramienta autoadministrada puede servir
como potente feedback o como reestructuración cognitiva para realizar
descripciones del desempeño o ajustes de expectativas así como un valioso dato
informativo en valoraciones.
No lo recomendaría para utilizar
de forma sistemática, pero sí en casos puntuales, en talleres de AVD, en grupos
de trabajo con familiares o en sesiones informativas de TO.
Otra recomendación es usar
plantillas en Word o Excel como apoyo a la hora de transcribir los datos, lo
cual puede agilizar el proceso, ya que probablemente una pega puede ser la
cantidad de tiempo que se necesita para cumplimentar la tabla, revisar cada
actividad para asignarle un significado y realizar el posterior sumatorio para
obtener las estadísticas.
Conocida por muchos, aun así espero que esta herramienta sea
de utilidad, o al menos la metodología para diseñarla. Existen varios artículos
específicos de TO sobre este tema en diversas publicaciones, pero a
continuación dejo tres enlaces libres relacionados con este tema que pueden
resultar de interés:
- http://www.revistatog.com/num26/pdfs/original9.pdf
- http://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/129445/Equilibrio-y-organizacion-de-la-rutina-diaria.pdf?sequence=1&isAllowed=y
- https://ruc.udc.es/dspace/bitstream/handle/2183/9926/MarquezAlvarez_LuisJavier_TFM_2012.pdf?sequence=2