Las
dinámicas de grupo son un conjunto de teorías y técnicas que aportan una
descripción válida sobre grupos de trabajo y herramientas efectivas para
facilitar la realización de actividades de diversa índole con grupos de
personas.
En
el ámbito de la salud, en este caso de la rehabilitación psicosocial y en
concreto el trabajo rehabilitador en salud mental son muy utilizadas ya que
muchas de las actividades programadas en centros como Centros de Día, CRPS,
CRIS, CEEM, CRL, Centros Ocupacionales y otros recursos son grupales.
Algunos
profesionales pueden recibir formación reglada
de Dinámica de Grupos durante sus estudios, y en otras ocasiones se
puede realizar formación complementaria, muy recomendable, pues hay muchos
modos de aplicar estas técnicas y muchos momentos en la práctica clínica
cotidiana en los que estas herramientas pueden ser de gran ayuda.
Una
sencilla intervención que utiliza la Dinámica de Grupos es la organización del
grupo mismo. En mi experiencia en diferentes centros de rehabilitación
psicosocial en salud mental he podido observar lo siguiente:
- Profesionales que organizan el grupo de forma consciente y sistemática.
- Profesionales que no organizan el grupo de ninguna manera especial por voluntad propia o porque la terapia invita a la espontaneidad o ésta es perseguida por el terapeuta.
- Profesionales que no organizan los grupos de ninguna manera específica por desconocimiento de técnicas que pueden facilitar la actividad.
- En ocasiones la organización de los grupos ya viene determinada por la dirección del centro o por el equipo técnico o supervisores. En ese caso algunos profesionales se limitan a seguir las instrucciones siempre que funcione la actividad; en otros casos he conocido profesionales que con sus propuestas han mejorado notablemente el funcionamiento de una actividad. En cualquier caso la Dinámica de Grupos siempre persigue mejorar u optimizar el funcionamiento de una actividad grupal.
Un
primer paso, sencillo, puede ser ni más ni menos que la distribución de los
miembros de un grupo en una actividad.
Un
profesional puede pensar que no es importante o necesario plantearse cómo
organizar un grupo de trabajo de una manera concreta, o incluso puede pensar
que sólo hay una o dos formas de hacerlo. Sin embargo, en diferentes ámbitos de
la vida (escuela, reunión de trabajo, entrevistas, conferencias, mesas redondas,
reuniones familiares, práctica religiosas, gimnasio, terapias de diferentes
tipos…) podemos observar que de forma tanto espontánea como organizada
(creedme, muy concienzudamente) hay
múltiples y variadas formas de organizar a un grupo de personas para realizar
una actividad concreta. Estos esquemas de elaboración propia, basados en
experiencias clínicas reales, pueden servir para ilustrar la idea:
Modelo
1.
Como en una clase magistral, con un maestro y alumnos. Útil para una charla
didáctica o bien para que los participantes realicen la actividad de modo
individual (una ficha de trabajo) con el profesional delante como referente o modelo. Cuando el profesional ha de
servir de modelado yo soy más
partidario del Modelo 2, salvo que haya muchos participantes y sea más práctico
de esta forma. Problemas: algunos se “esconden” en las sillas de detrás para no
realizar la actividad o hacer otras cosas, por ejemplo.
Modelo
2.
2.1
En semicírculo. Similar al modelo anterior. Ideal para trabajar con pocas
personas: el profesional puede ver a todos los participantes y viceversa, y
están distribuidos por igual, sin diferencias. Nadie puede esconderse. Lo he
utilizado siempre en reuniones con familiares, en las que solía haber unas 6-8
personas como máximo. El modelo 2.1 es similar pero con una mesa de por medio.
Lo he utilizado siempre en reuniones con educadores y cuidadores.
Modelo
3.
Cuando se dispone de mesas para organizar los grupos los participantes se
colocan alrededor de la mesa y el profesional fuera del grupo. Las ventajas son
que el centro de la mesa puede servir para disponer de material común del que
se pueden servir todos (Manualidades por ejemplo) y que el profesional no está
estático, sino que dispone de movilidad para atender de forma individualizada.
Una desventaja puede ser que el grupo se sature o el profesional no pueda dar
cobertura a todos si el grupo el amplio o se agote si la demanda es alta y constante.
Modelo
4.
Es similar al modelo anterior pero el profesional está dentro del grupo,
forma parte del mismo. En este caso la diferencia es que el profesional está
estático. Ideal para grupos del tipo “Buenos días”, comentarios de noticias o
actualidad, puestas en común… Ideal para grupos en los que los participantes
son autónomos y no precisan del apoyo constante del profesional y en las
actividades en las que el profesional también realiza el ejercicio. Otra
característica es que no hay tanta distinción con el profesional, reduce el
estigma.
Modelo
5.
Para que el profesional pueda servir de modelo y todos puedan verlo. Ideal
para actividades guiadas, como ejercicios de gimnasia o psicomotricidad, por
ejemplo. La ventaja es que solamente rotando el profesional puede dirigirse a
todo el grupo. La desventaja es que no puede ver a todos los miembros
simultáneamente (pérdida de contacto visual) y siempre en algún momento se da
la espalda a algunos participantes. No recomendable para grupos inestables o en
los que los participantes puedan ser disruptivos o presenten tendencia a abandonar
la actividad o en general en los que el profesional necesite tener mayor
control.
Modelo
6.
Sin orden establecido. Cada uno se coloca donde quiere, y el profesional en
cada momento donde valora oportuno. Ideal para actividades como Expresión
corporal y otras de tipo creativo, o bien si el profesional pretende valorar o
estudiar las relaciones y funcionamiento del grupo y de sus miembros entre sí.
Éstos son sólo algunos ejemplos, ya que según la actividad el profesional puede diseñar un tipo de intervención y, en todo caso, la mejor manera de realizar la actividad o la más fácil o eficaz.
Un ejemplo real:
En
una actividad, el grupo estaba organizado según el modelo 1. En la sala en la
que se desarrollaba la actividad, justo detrás del profesional hay un ventanal
enorme por el que se ve el pasillo y, por lo tanto, a todas las personas que
pasan por él constantemente: profesionales, usuarios o familiares. ¿Qué
ocurría? Que continuamente los participantes en la actividad se distraían,
entorpeciendo el funcionamiento de la misma y obteniendo resultados negativos. La
propuesta fue muy sencilla: intercambiar de lugar al profesional y al grupo. Se
realizó el cambio. Solamente este cambio supuso la mejora del rendimiento y
calidad de los participantes en la actividad.
Fue
solo un primer paso, pero una propuesta técnica y eficaz. Si además comenzamos
a describir roles y funcionamiento de los participantes la intervención puede
convertirse en un estímulo más que interesante para conseguir un resultado
óptimo en la actividad. Trabajar sobre la dinámica de grupos y profundizar en
ello puede ser una garantía de éxito.
Por
favor, para todo aquel que lea este artículo, quisiera saber si esta
información le es útil. Estaría muy agradecido a quien deseara contrastarla o
aportar nuevos datos para mejorarla, pues está basada en mi propia experiencia
clínica
Más información
recomendada en internet:
- http://dinamicas-grupos.blogspot.com.es/
- http://paulina.wide.cl/pdf/05-PSICOLOG%CDA_TRABAJO_GRUPOS_Y_EQUIPOS.pdf
- http://educacion.idoneos.com/index.php/Din%C3%A1mica_de_grupos
Increíble trabajo, muchos ejemplo de diferentes formas de trabajas en grupos, algo que venía buscado desde hace mucho y gracias a lo que haces aquí puedo tomarlo como referencia para seguir trabajando y mejorar con mis grupos.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias, me alegro de que sea de utilidad.
EliminarGracias, era justo lo que buscaba, pero quiero saber si salud mental para un grupo de trabajadores se puede iniciar con un tema por ejemplo: relaciones interpersonales, autoestima y luego dinamicas grupales. Gracias
ResponderEliminarSupongo que sí, claro, este artículo se centra en la forma de la organización de la actividad, no en el contenido.
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